Lo que comenzó como la boda «soñada» de Claire se convirtió rápidamente en una traición de pesadilla. Apenas un mes después de su boda con Mark bajo la luz del sol en el bosque, abrió con entusiasmo las fotos de la boda, esperando revivir la magia. En cambio, se encontró con fotos extrañas y espontáneas, y se le rompió el corazón al ver una foto de Mark abrazado apasionadamente con su mejor amiga y dama de honor, Rachel. Las dos personas en las que más confiaba habían arruinado el día más feliz de su vida.

La conmoción dio paso rápidamente a una ira gélida. Claire sabía que debía confrontarlos, pero bajo sus propios términos. Disimuló su furia con una sonrisa serena e incluso sugirió una cena para celebrar su primer mes, invitando a ambas familias y a Rachel, a quien siempre había llamado «prácticamente mi hermana».

La cena estuvo cargada de tensión. Claire preparó todos los platos favoritos de Mark, aceptó los cumplidos de su suegra, Nancy, y mantuvo la compostura mientras sus manos temblaban de rabia apenas contenida. Cuando llegó Rachel, Claire captó una fugaz mirada de culpa que se desvaneció casi al instante.

Después de cenar, Claire le entregó a Mark un sobre sorpresa. Al abrirlo, palideció: contenía la foto incriminatoria de él besando a Rachel. Ignorando sus desesperadas protestas, Claire levantó la foto para que todos la vieran y declaró con calma que ya había hecho las maletas y que solicitaría el divorcio a la mañana siguiente.

Con dignidad y la frente en alto, Claire se marchó, dejando atrás el caos y un matrimonio destrozado. Después, se enteró de que Mark había sido repudiado por su familia y Rachel había perdido a sus amigos. Aunque la experiencia fue dolorosa, Claire comenzó a sanar. Semanas después, recibió un mensaje de su fotógrafo de bodas, Jake, disculpándose por la dolorosa verdad, pero afirmando que merecía saberlo. Sus palabras le ofrecieron un rayo de esperanza y la posibilidad de un nuevo comienzo.